viernes, 10 de diciembre de 2010

-¿Sabes? yo creo que no eres perfecto.
+Ya lo sé. Está claro que no; no hay nadie perfecto.
-Pero yo es que tenía la certeza de que tú lo eras.
+Pues ya ves que no. Pero dime, porqué antes si y ahora ya no lo piensas.
-Porque hay algo que haces fatal- dije bajando la cabeza. Él se rió.
+Hago muchas cosas mal… Pero bueno, dime, ¿qué es?
-¿Enserio quieres que te lo diga?
+Claro.
-Es que, no sales de mi cabeza. Estás ahí todo el día metido. Dando vueltas. De un lado a otro. Rompiendo todo. Clavándote más y más.
+¿Y eso me hace imperfecto?
-Si… porque no debes de estar ahí.
+¿Por qué no? A mi me gusta que pienses en mí.
- A mi no. No tanto. Es demasiado. No puedo pensar en otras cosas. Y lo que me fastidia no es pensar en ti, sino hacerlo sabiendo que tú no piensas en mí.
+¿Y quién te dice a ti que no? ¿Quién te dice que no estás rondando por mi cabeza las veinticuatro horas del día?
-Nadie…
+Pues te lo digo yo. No puedo sacarte de mi cabeza. Y si tampoco soy perfecto por eso, lo siento, pero no puedo evitarlo- dijo mientras se marchaba, y de pronto se giró, y dijo- ah por cierto, para mí, si eres Perfecta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario